HÉROES SIN HEROÍNA / JOHN CHAUCA
En mis inicios, después de haber ganado un premio nacional de pintura, el periodista Carlos Fernández me planteó una cuestión en su programa “Meridiano” de Radio Filarmonía, que reflejaba la preocupación sobre la viabilidad económica de los que nos dedicamos a esta noble carrera: “¿Se puede vivir del arte?” Sin pensarlo demasiado, y en un gesto de contraposición, le respondí con otra pregunta: “¿Acaso se puede vivir sin arte?” Con esa respuesta, lo impulsé a reconsiderar el verdadero lugar del arte en nuestras vidas. Y es que, para mí, el arte no es solo una forma de expresión, sino un pilar que sostiene lo que significa ser humano. Sin arte, ¿cómo podríamos comprender nuestro pasado, soñar con el futuro o encontrar consuelo en el presente? El arte no solo enriquece la vida; es una parte inseparable de ella, pues más allá de considerársele un lujo, es una necesidad fundamental, tan esencial como el aire que respiramos.
En esta ocasión, los protagonistas de mis lienzos son tanto figuras legendarias como Van Gogh, Frida Kahlo, Marilyn Monroe y Ricardo Palma, como personajes cotidianos que, lejos del brillo y la gloria de los héroes tradicionales, luchan sin épica, sin reconocimiento y sin superpoderes ni historias legendarias. Son aquellos que, enfrentando la monotonía, el cansancio y las pequeñas batallas de la vida diaria, se mantienen en pie. Cada pintura nos invita a replantear el concepto de heroísmo, y es también un retrato de la resistencia silenciosa, donde el acto de seguir adelante, de cuidar, de trabajar y de luchar por una vida digna se convierte en el verdadero heroísmo.
Las composiciones exploran la fragilidad humana y el peso de las expectativas sociales, contrastando la lucha interna con la indiferencia externa. La figura femenina, en particular, se convierte en una metáfora de la invisibilidad que a menudo enfrentan las mujeres, así como de su lucha por encontrar un lugar en un mundo dominado por narrativas masculinas. Los colores y las texturas invitan a reflexionar sobre las cicatrices invisibles que todos llevamos, marcadas en nuestra propia piel y por eso son, siempre, de color carne. Esta serie rinde homenaje a aquellos que nunca son aclamados, que viven sin fanfarria, pero que cada día conquistan el desafío de existir. En un mundo que ensalza a los héroes de capa y espada, mis lienzos buscan visibilizar a los héroes anónimos: aquellos que, en silencio, luchan contra sus propios demonios y las adversidades de la vida cotidiana, encontrando en lo ordinario la extraordinaria capacidad de resistencia y resiliencia del espíritu humano.
En una era definida por la inmediatez y la velocidad, a la que yo llamo "la sociedad de la prisa", estas obras invitan a los espectadores a detenerse, a observar y a reflexionar sobre cómo la constante carrera contra el tiempo afecta nuestra humanidad, nuestras relaciones y nuestra percepción del mundo. No es solo una crítica al ritmo acelerado de nuestra existencia, sino también una exploración de sus consecuencias: la desconexión, la ansiedad, y la sensación de que, aunque lo tengamos todo, siempre nos falta tiempo. Estas obras dialogan con el espectador, confrontándolo con la pregunta: ¿a qué precio corremos?
La presente exhibición invita a reflexionar sobre cómo el arte permea nuestras vidas, incluso en los momentos más ordinarios. Cada obra aquí presentada es un diálogo entre la existencia diaria y la trascendencia artística. Estas pinturas no son solo un producto de mi habilidad técnica, sino un reflejo de la realidad que nos rodea, y una provocación a cuestionar nuestra dependencia emocional, espiritual e intelectual del arte. Con una combinación de técnicas clásicas y una sensibilidad contemporánea, estas piezas se mueven entre lo cotidiano y lo sublime, revelando que, en cada trazo, color y textura, se encuentra una razón para vivir.
Volviendo a la historia de aquella entrevista, y para concluir con el relato, Fernández Loayza, siempre perspicaz, me repreguntó: “¿Siempre respondes con otra pregunta?” A lo que, con una reincidencia deliberada, contesté: “¿Y por qué no?”
John Chauca Laurente
Lima, Agosto 2024
En esta ocasión, los protagonistas de mis lienzos son tanto figuras legendarias como Van Gogh, Frida Kahlo, Marilyn Monroe y Ricardo Palma, como personajes cotidianos que, lejos del brillo y la gloria de los héroes tradicionales, luchan sin épica, sin reconocimiento y sin superpoderes ni historias legendarias. Son aquellos que, enfrentando la monotonía, el cansancio y las pequeñas batallas de la vida diaria, se mantienen en pie. Cada pintura nos invita a replantear el concepto de heroísmo, y es también un retrato de la resistencia silenciosa, donde el acto de seguir adelante, de cuidar, de trabajar y de luchar por una vida digna se convierte en el verdadero heroísmo.
Las composiciones exploran la fragilidad humana y el peso de las expectativas sociales, contrastando la lucha interna con la indiferencia externa. La figura femenina, en particular, se convierte en una metáfora de la invisibilidad que a menudo enfrentan las mujeres, así como de su lucha por encontrar un lugar en un mundo dominado por narrativas masculinas. Los colores y las texturas invitan a reflexionar sobre las cicatrices invisibles que todos llevamos, marcadas en nuestra propia piel y por eso son, siempre, de color carne. Esta serie rinde homenaje a aquellos que nunca son aclamados, que viven sin fanfarria, pero que cada día conquistan el desafío de existir. En un mundo que ensalza a los héroes de capa y espada, mis lienzos buscan visibilizar a los héroes anónimos: aquellos que, en silencio, luchan contra sus propios demonios y las adversidades de la vida cotidiana, encontrando en lo ordinario la extraordinaria capacidad de resistencia y resiliencia del espíritu humano.
En una era definida por la inmediatez y la velocidad, a la que yo llamo "la sociedad de la prisa", estas obras invitan a los espectadores a detenerse, a observar y a reflexionar sobre cómo la constante carrera contra el tiempo afecta nuestra humanidad, nuestras relaciones y nuestra percepción del mundo. No es solo una crítica al ritmo acelerado de nuestra existencia, sino también una exploración de sus consecuencias: la desconexión, la ansiedad, y la sensación de que, aunque lo tengamos todo, siempre nos falta tiempo. Estas obras dialogan con el espectador, confrontándolo con la pregunta: ¿a qué precio corremos?
La presente exhibición invita a reflexionar sobre cómo el arte permea nuestras vidas, incluso en los momentos más ordinarios. Cada obra aquí presentada es un diálogo entre la existencia diaria y la trascendencia artística. Estas pinturas no son solo un producto de mi habilidad técnica, sino un reflejo de la realidad que nos rodea, y una provocación a cuestionar nuestra dependencia emocional, espiritual e intelectual del arte. Con una combinación de técnicas clásicas y una sensibilidad contemporánea, estas piezas se mueven entre lo cotidiano y lo sublime, revelando que, en cada trazo, color y textura, se encuentra una razón para vivir.
Volviendo a la historia de aquella entrevista, y para concluir con el relato, Fernández Loayza, siempre perspicaz, me repreguntó: “¿Siempre respondes con otra pregunta?” A lo que, con una reincidencia deliberada, contesté: “¿Y por qué no?”
John Chauca Laurente
Lima, Agosto 2024
